jueves, 9 de junio de 2011

MUERTE EN LAS TIERRAS ORIENTALES

Capítulo 17
La Muerte en las Tierras Orientales
La actitud de la gente en Oriente hacia la muerte, y su conformidad en tales casos, es tan sorprendentemente distinta a la actitud y comportamiento de los occidentales, que los estudiantes bíblicos harán bien en estudiar tales costumbres.











EL LAMENTO DE LA MUERTE

Tan pronto como la muerte se ha manifestado en el Oriente, un lamento se oye que
anuncia a todo el vecindario lo que ha acontecido. Esto es una señal para que los parientes principien a demostrar su tristeza. A este lamento de muerte se refiere la Biblia en conexión con los primogénitos de Egipto, "Y levantóse aquella noche Faraón, él y todos sus siervos, y todos los egipcios y había un gran clamor en Egipto, porque no había casa en que no hubiese muerto" (Ex. 12:30).


Tal lamento de muerte oído en el desierto oriental ha sido descrito como "un chillido
agudo que penetra las orejas". Este grito de espanto es seguido por prolongados lamentos. Cuando éste es oído por toda la gente sabe que ha ocurrido una muerte.














L A M E N T A C I O N


Desde que se oye el lamento de muerte, hasta que se realiza el entierro, los parientes y amigos continúan en su lamentación. El profeta Miqueas compara esto al grito de las bestias montaraces o a los pájaros: .Haré gemido como de chacales, y lamento como de avestruces" (Miq. 1:8). Tales lamentaciones había en la casa de Jairo, cuando Jesús entró a ella; "Y vino a casa del príncipe de la sinagoga, y vio el alboroto, los que lloraban y gemían mucho" (Marc. 5:38).

En conexión con las lamentaciones, pueden ser usadas cien exclamaciones de tristeza.
David lamentó en la ocasión de la muerte de Absalón: "¡Quién me diera que muriera yo en lugar de ti, Absalón, hijo mío, hijo mío!. (2 Sam. 18:33). Algunas palabras se repiten una y otra vez. Las explicaciones concernientes al profeta desobediente quien murió, fueron: "¡hermano mío!" Y al llorar la muerte de un rey, se usaban las palabras "¡Ay Señor!. y "¡Ay grandeza!" (Jer. 22:18).

Los profetas hebreos mencionan a los llorones profesionales, quienes se llamaban en la hora de tristeza para expresar el luto por los muertos. "Llamad plañideras que vengan;... dense prisa y levanten llanto sobre nosotros" (Jer. 9:17, 18). Otra referencia a "los que endechar supieren. (Amos 5:16). La presencia de ese grupo de lamentadores alquilados para ocasión parece impropia en la mente occidental, pero ciertamente tales lamentadores profesionales prestan sus servicios a los orientales tales como los cantores religiosos no profesionales ayudarían en un servicio
fúnebre occidental.

EXPRESIONES DE TRISTEZA Y CONSOLACION

Siendo los orientales muy demostrativos y emocionales, es difícil para aquellos que no
conocen sus costumbres apreciar su método de expresar la tristeza, y sus esfuerzos para ser consolados. En tiempos de aflicción y tristeza, se usan sacos de cilicio, y con frecuencia rompen sus vestidos para mostrar a la gente cuán profunda es su aflicción (2 Sam. 3:31). El golpearse el pecho es otra demostración de tristeza (Luc. 23:48). Las lágrimas fluyen libremente en tales ocasiones y se considera que son medios definidos para traer consuelo a los corazones entristecidos (Jn. 11:33).

















PREPARACION DEL CUERPO PARA SU ENTIERRO

En Siria prevalece la costumbre de envolver al muerto. Por lo regular se le cubre la cara con una servilleta, y entonces se envuelven las manos y los pies con lienzos de lino. Entonces se pone el cuerpo sobre el ataúd, con un palo en cada esquina, y así los hombres lo llevan a la fosa sobre sus hombros, para ser enterrado. La descripción de Lázaro, cuando Jesús lo llamó de la tumba, indica que la misma costumbre era practicada en aquellos días: "Y el que había estado muerto, salió, atadas las manos y los pies con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario" (Jn. 11.44.). También sabemos que el cuerpo de Jesús fue así envuelto por José de Arimatea y Nicodemo: "Tomaron pues el cuerpo de Jesús, y envolviéronlo en lienzos con especias, como es costumbre de los judíos sepultar. (Jn. 19:40) – Las especias para embalsamar se usaban cuando estaban en condiciones de adquirirlas.
FUNERALES EN EL ORIENTE

El entierro sigue pronto a la muerte. El entierro de un muerto en Oriente se efectúa en
seguida que acontece la muerte, usualmente el mismo día. Las gentes en esas regiones tienen la idea primitiva que el espíritu de la persona que muere, se queda cerca del cuerpo por tres días después que acontece la muerte. Los lamentadores piensan que el espíritu puede oír los lamentos de pena. Martha duda, pensó que no había esperanza de que reviviese el cuerpo de su hermano, porque hacía cuatro días que estaba en la tumba (11:39).

Entierros en cuevas, tumbas o fosas. Hay en la actualidad millares de tumbas
excavadas en las rocas en la tierra de Palestina, recuerdan las décadas pasadas. Tales tumbas fueron excavadas los ricos. No estando en condiciones de proporcionar tal tumba, los pobres entierran a sus muertos en fosas. Algunas de estas tumbas tenían muchas cámaras. Estas se cierran por un rodillo de piedra que baja en un plano inclinado frente a la boca del sepulcro. En las vecindades de la antigua Gádara (Luc. 8:27), existen muchas tumbas actualmente, cavadas en la roca, trayendo a la mente la experiencia de Jesús cuando se encontró a los endemoniados que vivían en sepulcros.











Con frecuencia los muertos eran enterrados en fosas cavadas en la tierra, y como en el caso de Débora, la dama de Rebeca, enterrada bajo un encino en Bethel (Gen. 35:8). Las cuevas naturales eran algunas veces usadas, como en el caso de la cueva de Macpela, donde Abrahán, Isaac, Rebeca, Lea y Jacob fueron puestos. (Gen. 49:31); 50:13). Cuando tenían medios para procurárselo, las familias tenían su propio sepulcro.

Gedeón fue sepultado en el sepulcro de Joás su padre (Jue. 8:32). Sólo los profetas y los reyes sepultados dentro de los límites de la ciudad, como Samuel, que fue sepultado en su casa en Rama (1 Sam. 25:1), y David (1Reyes 2:10). Un cementerio para la gente pobre estaba localizado fuera de Jerusalén (2 Reyes 23:6). Muchas de las villas tenían cementerios fuera de sus límites, como por ejemplo Nain, donde Jesús revivió al hijo de la viuda (Luc. 7:11-17). Aún existe allí un cementerio.


Costumbre de seguir el entierro. En los tiempos bíblicos era una costumbre para los
tristes ayunar hasta el tiempo del entierro. Entonces, después del funeral, se les ofrecía pan y vino como un consuelo. Esta era llamada una fiesta de lamentos, que tenía como su propósito, el consuelo de los tristes. El profeta Jeremías se refiere a esta costumbre: "Ni por ellos partirán pan por luto, para consolarlos de sus muertos; ni les darán a beber vaso de consolaciones por su padre o por su madre" (Jer. 16:7). Tal fiesta de lamentación puso fin al período de la más profunda tristeza y rígido ayuno.

EXPRESION BÍBLICA DEL LAMENTO ORIENTAL

El salmista, los profetas y los apóstoles a menudo hacían uso de la expresión que se
refiere al lamento oriental. Algunas de éstas no se pueden apreciar por los occidentales, a menos que el carácter altamente emocional de los orientales se entienda, y también su afición por el lenguaje figurado. El salmista dice: "Ríos de agua descendieron de mis ojos, porque no guardaban tu ley" (Sal. 119:136). El profeta exclama: "¡Oh, si mi cabeza se tornase en aguas, y mis ojos fuentes de aguas, para que llore de día y noche por los muertos de la hija de mi pueblo!. (Jer. 9:1). Fue a los orientales a los que Pablo dijo: "Llorad con los que lloran. (Rom. 12:15). Será beneficioso para el estudiante de la Biblia leer la Palabra de Dios desde el punto
de vista oriental.